Cómo escoger las mejores cremas para tu bebé; debes tener en cuenta su piel

Aspectos a tener en cuenta sobre la piel de tu bebé y los ingredientes cosméticos.

Cómo escoger las mejores cremas para tu bebé; debes tener en cuenta su piel

Cómo escoger las mejores cremas para tu bebé; debes tener en cuenta su piel

Si eres madre probablemente te hayas enfrentado a la ardua tarea de escoger las mejores cremas hidratantes, geles de baño y cremas protectoras de la zona del pañal para tu bebé. Normalmente nos vemos expuestas a un sinfín de reclamos publicitarios que nos confunden y pretenden convertir a nuestros bebés en nuevos clientes a los que someter al mercado.

La realidad es que, desde que nacemos, comenzamos a someter a nuestra piel a una buena lista de productos cosméticos: gel de ducha, a partir de las dos semanas; crema del pañal y toallitas limpiadoras, desde los primeros días; crema hidratante, también a partir de las pocas semanas; y eso solo si no aparecen problemas adicionales en la epidermis que tengamos que solucionar con algún tipo de medicamento.

Además de prestar atención a la composición de la fórmula del producto que vayamos a utilizar, tenemos que tener muy en cuenta otros parámetros, como la frecuencia de uso para calcular así la exposición a la que va a someterse el bebé.

Diferencias fisiológicas entre bebés y adultos

Cuando hablamos de bebés, nos referimos, en general, a niños menores de 6 meses, aunque deberíamos aplicar lo expuesto en este artículo a niños menores de 3 años. Existen, sin embargo, muchas diferencias fisiológicas entre un recién nacido y un bebé de 6 meses, y muchas más aún si comparamos a la piel y fisiología de los neonatos con la de los adultos.

En el caso de los bebés, los diferentes sistemas y órganos están formados, pero muchos de ellos no están operativos. En el caso las glándulas sudoríparas apocrinas, por ejemplo, éstas no funcionarán hasta la etapa de la  adolescencia. Los niños pequeños tampoco son capaces de regular la temperatura corporal como lo hacemos los adultos. Además, el sistema inmune está todavía muy inmaduro y éste es un factor a tener en cuenta a la hora de aplicar productos sobre la piel de los bebés.

Mayor superficie corporal y mayor exposición al producto

La anatomía de los niños varía mucho respecto a la de la población adulta. Por ejemplo, la proporción de la cabeza en relación con el resto del cuerpo es mayor. La superficie corporal puede ser 2,3 veces superior en el caso de los bebés respecto a la de los adultos. La superficie corporal no es más que el resultado de calcular la relación entre los centímetros cuadrados del cuerpo dividido entre el peso en quilogramos (superficie corporal= cm2/kg).

Conocer la superficie corporal es fundamental porque este ratio está en relación con el factor de exposición al producto. No es lo mismo aplicar la misma cantidad de crema a un adulto que a un niño. Esta diferencia fisiológica es muy importante porque, a la hora de aplicar activos o productos con ingredientes potencialmente tóxicos, aunque a priori nos pueda parecer que la dosis es pequeña, la exposición puede ser demasiado grande.

El grosor de la epidermis

Por otro lado, la epidermis de los bebés es de un 20 a un 30% más fina que la de los adultos, con lo cual es menos resistente. Eso hace que tenga tendencia a romperse y a exponerse a infecciones con un sistema inmune débil, como ya sabes. Por suerte, la capacidad de regeneración de la epidermis en niños es muy alta.

Pieles secas en bebés

La piel del bebé tiende ser seca. Por eso son frecuentes los casos de xerosis o de dermatitis atópica. En parte, este fenómeno se debe a que la piel de los más pequeños sufre una mayor pérdida de agua transepidérmica (TEWL-Transepidermal water loss) . Esto provoca a su vez que se presenten ciertas áreas con maceración, como en las zonas de pliegues, que siempre quedan irritadas y enrojecidas.

Manto hidrolipídico pobre y factor barrera debilitado

El manto hidrolipídico es relativamente más pobre en los bebés y ello les hace susceptibles de sufrir infecciones porque el factor barrera está alterado (recuerda que la epidermis es más fina y ello provoca roturas). Por esta razón, es conveniente que evites el uso de cremas con ingredientes potencialmente tóxicos o con demasiados activos.

Las cremas protectoras de pañal

Se trata del cosmético infantil que utilizamos con más frecuencia: una media de 8 veces al día con cada cambio de pañal. Por otro lado, se trata de una zona que transpira muy poco debido a la presencia del pañal, la temperatura es alta y el pH está alterado. Es por ello una zona muy expuesta a absorber todo lo que apliquemos. Compra cremas libres de ingredientes controvertidos, que no contengan aceites minerales ni petrolatos, tampoco perfumes ni colorantes.

Marco legal para la elaboración de cremas y otros cosméticos para bebés

Se trata del reglamento europeo RE 1223/2003, que es el mismo para adultos y niños, sin distinciones. Sin embargo, existe una una guía no vinculante elaborada por el comité científico europeo que debe tenerse en cuenta con el fin de elaborar cosméticos seguros para niños.

En este documento se ofrecen algunos consejos, como elaborar fórmulas con pocos ingredientes y cuyos efectos sean conocidos. Evitar el uso de perfumes, tanto sintéticos como aceites esenciales. Piensa que los más pequeños inhalan más cantidad de cm3 de aire por kg de peso que la población adulta. Los aceites esenciales contienen muchos alérgenos que debemos evitar, sobre todo en menores de 3 años. Ten especial cuidado de que el producto que compres esté libre de eucaliptol, mentol o alcanfor, pues se trata de sustancias broncoespasmódicas.

Por otro lado, prioriza los emolientes naturales frente a los aceites sintéticos, como el miristato de isopropilo. Evita también los petrolatos y los aceites minerales. Mucho mejor si las fórmulas incorporan aceites vegetales, como el aceite de almendras dulces o el aceite de oliva virgen extra.

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