Las nociones básicas de economía son una asignatura todavía pendiente en las aulas. Y es que, tanto desde los colegios como desde los hogares, debería inculcarse el valor del dinero a los niños desde que son pequeños. De esta manera, al enseñarles de forma gradual cómo deben utilizarlo y la importancia del ahorro, estos alcanzarán la edad adulta teniendo conocimientos de sobra sobre cómo deben utilizar su dinero. Algo que muchos jóvenes no saben. A continuación te enseñamos estrategias para educar a tus hijos sobre las finanzas.
El tipo de educación financiera que inculcamos a nuestros hijos, se va a ver reflejado en su futuro. Cuanto más sepan y más aumenten sus conocimientos a medida que crecen, mejor van a saber desenvolverse cuando se conviertan en adultos. Por eso, aunque quizás no le demos mucha importancia porque vemos que son demasiado pequeños, lo cierto es que a partir de una determinada edad ya están preparados para comenzar a aprender. Te mostraremos cómo comenzar a educarles de forma que aprendan el valor del dinero y su funcionamiento, al mismo tiempo que se puedan divertir.
Cómo enseñar lo que son las finanzas a nuestros hijos
El primer paso que tenemos que tener en cuenta, es que este tipo de enseñanzas deben hacerse de forma gradual. Es decir, no va a ser igual enseñar cómo funciona el dinero a un niño de 8 años, que a un adolescente de 13. Por lo tanto debemos adaptar aquellas enseñanzas que queramos inculcar teniendo en cuenta la edad, su grado de atención, y sus intereses. Por ejemplo, si comenzamos a educar a un niño desde que tiene 6 o 7 años, podemos comenzar a hacerlo mediante juegos interactivos.
Ante todo, debemos ser conscientes de que enseñar a nuestros hijos lo que realmente es el dinero, va mucho más allá de darles una paga semanal. Cuanto antes aprendan la importancia de ahorrar, y que el gasto inmediato no es el más adecuado, más cerca estarán de poder manejar su dinero con mucha más lógica. Sobre todo, es crucial enseñarles que el gasto compulsivo no es tan satisfactorio como parece, y que ahorrar les puede permitir acceder a juguetes o juegos que con poca cantidad de dinero son imposibles de comprar.
Además, podemos unir su enseñanza económica con la adquisición de primeras responsabilidades. Por ejemplo, podemos pactar con ellos la asignación de una determinada cantidad de dinero semanal si son capaces de colaborar en casa, hacer su propia cama, recoger su cuarto, hacer sus deberes, etc. El objetivo es que entiendan que el dinero es una herramienta que deben conseguir por medio del esfuerzo, y no por arte de magia. Es muy importante que sean capaces de entender que su paga es fruto de su propio esfuerzo y que no la obtendrán si no cumplen con ciertos objetivos, que podemos modificar al inicio de cada semana. Podemos apuntar cada objetivo en un cuaderno, y junto al pequeño marcaremos cada uno a medida que lo vaya haciendo.
Cuando ya son más mayores y alcanzan la adolescencia, es el momento de introducir un nivel superior en su educación. Enseñarles cosas como lo que es gestionar sus gastos, por ejemplo. Pueden comenzar a ocuparse de un gasto fijo que tengan todos los meses en su tiempo de ocio, por medio de su paga. Esta, por supuesto, no puede ser la misma que cuando eran mucho más pequeños. La cantidad de dinero que les proporcionamos debe adecuarse a su edad, situación e intereses. Así, si el adolescente gasta todos los meses una determinada cantidad de dinero en escuchar música en una plataforma, si el coste es accesible a su economía, podemos hacerles responsables de ese gasto.
De esta manera, a medida que crecen, también lo hacen sus conocimientos y responsabilidades financieras. De forma que, alcanzada la edad óptima para independizarse, dispongan de ahorros para hacerlo y sepan cómo deben manejarse para llegar a final de mes sin verse en números rojos. Su independencia financiera es crucial en su desarrollo.