Una de las sensaciones más incómodas a la hora de hacer una visita es llegar y que apeste a “viejo” o “rancio”, ¡puaj! Ahora imagina si el caso es el contrario, que lleguen invitados imprevistos y que tu casa huela a cualquier cosa, menos a limpieza y frescura ¿Estás preparado/a para esta desagradable situación? Si la respuesta es un “no” entonces es momento de tomar cartas en el asunto.
Expertos afirman que el aroma que percibimos llega al sistema límbico, área asociada a la memoria y al aprendizaje, razón por la que al oler cualquier cosa no solo se produce una imagen mental, sino que tiene una respuesta emocional y física. Es por eso que cuando algo huele muy mal, lo asociamos a un recuerdo molesto, y cuando es una fragancia agradable, ocurre lo contrario. Si quieres que el aroma de tu hogar no se vea afectado, toma nota de estas malas prácticas que ocasionan hedor dentro de casa y evítalas cuanto antes.
7 cosas que están ocasionando olores desagradables en tu casa
En ocasiones no se trata de una limpieza deficiente ni descuidada, sino de pequeños hábitos contraproducentes que afectan el aroma de las estancias y generan un ambiente pesado. Sigue leyendo este artículo y entérate por qué tu casa huele mal y cómo combatir el mal olor con solo modificar algunas costumbres de la rutina diaria. ¡Es más sencillo de lo que crees!
- No sacar la basura frecuentemente: ¿Cada cuánto botas los desechos de la cocina o vacías el papel sucio del baño? Si no lo haces a menudo, lamentamos informarte que la pestilencia se convertirá en un nuevo miembro de tu vivienda.
Nota: Además de sacar la basura, es fundamental lavar y desinfectar el cubo, así como también colocar una bolsa para evitar derrames de líquidos e incluso esparcir un poco de bicarbonato al fondo para que absorba olores.
- No limpiar el refrigerador: Aunque las bajas temperaturas previenen la aparición del hedor, cuando es demasiada mugre, no hay nada que pueda evitarlo, en especial si son derrames viejos, comida caducada o verduras podridas. Lava las baldas y cajones con agua y jabón y limpia las superficies internas con una mezcla de bicarbonato, vinagre y agua.
- Zapatos malolientes dentro de casa: ¿Sufres de pies apestosos? Entonces eso significa que tus zapatos quizás también estén contaminados con bacterias responsables del hedor. Si tienes la posibilidad, lávalos al llegar a casa o guárdalos en un cajón cerrado para que el tufo no se disperse en el ambiente.
- Toallas húmedas: Si eres de los que deja que los paños o toallas húmedas amontonadas en la cama o en estancias sin ventilación ¡Malas noticias! Esta es la razón #1 por la que aparecen hongos y moho en los tejidos. Combate este problema lavándolas con agua caliente, jabón líquido, una taza de vinagre y media de bicarbonato.
Pro tip: Recuerda extenderlas después de la ducha y abre la ventana del baño para que no crezca moho.
- No quitar el polvo: En ocasiones no se trata de mal olor, sino de una sensación pesada y constantes alergias. Si este es tu caso, lo más probable es que se requiera una limpieza profunda que incluya pasar el aspirador y recoger el polvo de los muebles para eliminar suciedad, polen y contaminantes del ambiente.
- No bañar a tu mascota: Lo adecuado es bañar a los perros cada 15 días, no obstante, si se ensucian mucho, puedes hacerlo antes para evitar que invadan los espacios con malos olores.
- No aspirar alfombras y moquetas: Si son aptas, lávalas siguiendo las indicaciones del fabricante, pero si son moquetas adheridas al suelo, esparce algún desodorante natural (como el bicarbonato de sodio) sobre la moqueta y déjalo actuar durante una hora, luego pasa el aspirador como de costumbre.
- Mal cuidado de las plantas: No solo se ven feas y tristes, sino que también tienden a producir mal olor por las raíces podridas. Esto también aplica para flores muertas y el agua donde las pusiste. ¡Tira el ramo que te han regalado apenas notes que se ha marchitado!
Cuidando estos simples, pero importantes detalles de tu estilo de vida diaria, podrás controlar la presencia de olores desagradables y “misteriosos” dentro de casa. La clave está en el mantenimiento de esos pequeños focos de bacterias que, aunque parecen inofensivos, producen hediondez.