Nada mejor para conseguir ordenar y organizar el hogar, que seguir las indicaciones de los expertos y Marie Kondo destaca como la principal generadora de nuevas ideas a nivel mundial relacionadas con el orden y la limpieza de los espacios. Su método KonMari está perfectamente indicado para cualquier tipo de eventualidad que requiera de implementar orden en un espacio y a través de esta planificación conseguir alegría, sostenibilidad, paz y salud.
Una excelente idea es la de imaginarse una visita de la famosa Marie Kondo a nuestro hogar y establecer en función de sus enseñanzas la mejor estrategia al momento de emprender la organización de la casa. La japonesa va más allá del valor físico de los objetos y los cataloga por su funcionalidad, la estética ofrecida y su valor sentimental, características que toma en consideración al momento de escoger si un objeto se queda o se va.
Los consejos de Marie Kondo para ordenar el hogar
Según ella, la parte más complicada de comenzar a organizar es la purga inicial que se tiene que desarrollar como una perfecta antesala a una planificación, en la búsqueda del máximo orden de los espacios. Esto como un simple trayecto inicial relacionado con la capacidad que tienen las personas para deshacerse de las cosas que se tienen que eliminar, un daño colateral necesario ante la organización del hogar.
Por lo que si Marie Kondo visita nuestro hogar mientras realizamos el proceso de orden y limpieza, su primera recomendación es la de comenzar organizando todas aquellas cosas u objetos que son fáciles de ordenar. Una estrategia que allanará el camino para ir ordenando en lo sucesivo objetos de mayor dificultad y aprovechar esta especie de entrenamiento para aumentar las posibilidades de éxito.
Marie Kondo enfrenta los recuerdos
Fotos, cartas de amor y dibujos de los niños son objetos que según Marie Kondo tienen que quedar para el final de la jornada, este tipo de objetos requiere de que sean unidos inicialmente para proceder a llevar a cabo una correcta clasificación. La nipona establece que solo deben quedarse aquellos objetos que toquen el corazón, evitando caer en la tentación de hacer trampa, escondiéndolos para no tirarlos y recordar despedirte de ellos con la máxima gratitud.
Las fotos tienen que revisarse y verificarse una a una, una tarea que requiere sacarlas de los álbumes y que verdaderamente es engorrosa, pero que se mantiene como la única forma eficiente de desarrollarla. Para los dibujos de los hijos, Marie Kondo aconseja colgarlos en la pared y verificar si provocan alegría para decidir si conservarlos o desecharlos.
Abordando la gestión de los libros
Marie Kondo tiene su premisa personal para las librerías y es la de quedarse únicamente con aquellos libros que verdaderamente se aman. La japonesa en su momento aconsejo no mantener más de treinta libros, ya que cada obra tiene un momento especial en la vida, una doctrina que tiempo después reemplazo por la de permitir que las personas tengan la cantidad de libros que deseen, siempre que se mantengan en orden y en función de una estética de poco ruido visual.
La clasificación por categorías es esencial cuando la cantidad de libros es fluida, Kondo utiliza cuatro categorías (generales, prácticos, revistas y visuales). Luego ella coloca cada uno de los libros sobre sus manos y verifica cómo la hace sentir el contacto con el libro y en función de este sentimiento generado, la japonesa decidirá si lo conserva o lo desecha.
El equilibrio entre las cosas a conservar y a desechar
La cantidad de cosas a ser conservadas o a ser desechadas no es una constante a la que Marie Kondo tenga una respuesta satisfactoria, esta cantidad dependerá exclusivamente de las decisiones personales y de los gustos de cada quien. Lo importante es que sea una actividad placentera, en la cual se establezca que cada quien conseguirá el punto de equilibrio con respecto a la cantidad de objetos correctos a tener en el hogar.
Siempre con la premisa de Marie Kondo de que el espacio en el que vivimos tiene que ser en función de la persona en que queremos convertirnos y no en la persona que fuimos en un pasado. Es decir, se tiene que abordar el orden del hogar como una perspectiva de crecimiento personal, la cual estará en función de apuntar hacia donde la persona quiere dirigirse en un futuro inmediato.