8 ácidos imprescindibles en cosmética más allá del ácido hialurónico

Cada uno de ellos aporta unas propiedades y se adapta a las necesidades de cada rostro y tipo de piel

8 ácidos imprescindibles en cosmética más allá del ácido hialurónico

Ácido cítrico, ácido azelaico… Más allá del ácido hialurónico, hay un mundo de ácidos cosméticos que, estamos seguras que has oído hablar en infinidad de veces. E incluso hasta te estás planteando introducir alguno en tu rutina.

Pero, a la hora de la verdad, ¿sabes realmente cuáles son los ácidos cosméticos que pueden hacer más por tu piel más allá del clásico hialurónico? ¿O cuál elegir según las necesidades de tu piel?

¿Qué son los ácidos cosméticos?

Los ácidos cosméticos son ingredientes activos que ayudan a renovar la piel pero, gracias a su penetración en las capas más profundas, también difuminan manchas, rellenan arrugas o estimulan la luminosidad. En concentraciones bajas su poder hidratante es su principal baza, siendo muy interesantes en la prevención de arrugas y rellenar las ya existentes. A concentraciones más elevadas, su función exfoliante ayuda a eliminar las células muertas, recuperando una textura más luminosa y juvenil.

8 ácidos cosméticos más allá del ácido hialurónico

Por sus propiedades y sus excelentes resultados en la piel, los ácidos cosméticos se han convertido en indispensables en cualquier buena rutina de cuidado facial que se precie. Está claro que son elixires de luminosidad y juventud de la piel.

Eso sí, antes de usarlos es imprescindible elegir el que mejor se adapte a tu tipo de piel. Pero si aún estás perdida en diferenciarlos o no sabes cuál es el mejor para ti, a continuación te revelamos nuestros ocho ácidos cosméticos favoritos para que elijas el que mejor se adapta a tus necesidades.

Ácido azelaico

Se extrae a partir de cereales, como el trigo o el centeno. Se trata de un gran renovador de la piel y es uno de los ácidos cosméticos más potentes del mercado. Por esta razón, el ácido azelaico es perfecto para unificar la textura de la piel en alteraciones, como las manchas, la rosácea y, sobre todo, el acné.

Ácido azelaico cosmética
Ácido azelaico cosmética

Además, también reduce la inflamación, irritación y enrojecimiento que producen estas alteraciones de la piel. Tiene también una acción antibacteriana, por lo que elimina los microorganismos de la piel, previniendo los brotes de acné y sus signos, como espinillas y granitos.

Ácido ferúlico

El ácido ferúlico es un gran antioxidante, que neutraliza los daños de los radicales libres en la piel y protege de la radiación solar, sobre todo de los rayos UVA. En este sentido, se trata de uno de los pocos ácidos cosméticos que no son fotosensibles, por lo que puede usarse durante el día.

Ácido ferúlico cosmética

Su principal acción es la de fortalecer la piel y prevenir la aparición de arrugas y demás signos de la edad. Es ideal para mantener la hidratación de la piel y, en combinación con la Vitamina C, es un potente activo antiarrugas y antioxidante. Además, por su protección como escudo solar, cada vez está más presente en fórmulas de protectores solares.

Ácido glicólico

El ácido glicólico es un alfahidroxiácido (conocidos como AHAs) que suele extraerse de frutas como la piña, la uva o la manzana. Su principal acción es renovadora y despigmentante, además de que también estimula la producción de colágeno, por lo que es perfecto para recuperar la firmeza de la piel. Como actúa renovando las capas más superficiales de la piel, se usa principalmente en tratamientos antiarrugas. Pero también en aquellos que necesitan una acción exfoliante, como algunos casos de acné.

Ácido glicólico cosmética

Ácido kójico

El ácido kójico se usa principalmente en cosméticos de efecto blanqueante, destinados a difuminar  manchas oscuras, de la edad o cicatrices. Con su uso, la textura de la piel se unifica, a la vez que se recupera la luminosidad. En mujeres embarazadas, su uso es muy recomendable para prevenir la aparición de manchas debido a los cambios hormonales del embarazo. Estas manchas se conocen como melasma y, una vez han hecho acto de presencia, es muy complicado eliminarlas solo con cosmética.

Ácido kójico cosmética

Ácido láctico

El ácido láctico debe su nombre a que se obtiene por fermentación láctea del azúcar de la leche o de algunos de sus derivados, como la leche agria y el yogur. A pesar de que también se usa a nivel medicinal y en la industria alimentaria, en cosmética destacan sus grandes propiedades hidratantes y antiedad. Además de sellar la hidratación en la piel, el ácido láctico destaca por su gran acción antiarrugas, que difumina líneas de expresión y alisa la textura de la piel. Además, también protege de la acción de los rayos solares, mejorando el tono y la apariencia general del rostro.

Ácido mandélico

El ácido mandélico se extrae de las almendras y su función exfoliante es más suave que la de otros ácidos, por lo que es ideal para las pieles sensibles. Como penetra en la piel de forma más lenta y a menor profundidad, el riesgo de irritación se reduce.

Ácido mandélico cosmética

Por esta misma razón, se trata de un ácido que tampoco es fotosensible, por lo que no puede producir manchas si se expone al sol. En este sentido, el ácido mandélico puede usarse en todo tipo de piel y durante todo el año, especialmente en pieles con melasma y marcas de acné.

Ácido salicílico

El ácido salicílico es un potente exfoliante que facilita el desprendimiento de las células muertas y reduce el exceso de grasa. Por esta razón, se usa en gran medida para el tratamiento del acné, sobre todo del inflamatorio. En medicina estética, su uso es muy común en peelings químicos que se realizan en consulta, sobre todo en personas con piel muy grasa o después de procesos acneicos. Esto es porque es muy eficaz para limpiar los poros, eliminar los puntos negros y tratar granitos y espinillas.

Ácido salicílico cosmética

Antes de elegir el ácido cosmético que mejor se adapte a ti es muy importante que consultes la concentración más adecuada a tu piel con un dermatólogo. Usar una concentración equivocada o más elevada de lo normal puede provocar irritación, descamación y hasta un efecto rebote en la piel.

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