El maquillaje de ojos es probablemente el más importante del rostro. Permite realzar nuestra mirada y conferirle más profundidad y expresividad. Es posible que ya seas toda una experta con el eyeliner, por lo que sería una pena que no tuvieras en cuenta lo que una buena paleta de colores de sombras de ojos puede hacer por ti.
Factores a tener en cuenta a la hora de escoger una buena sombra de ojos
En primer lugar, debes tener considerar tu edad: las pieles más maduras deberían abstenerse de aplicar cualquier tipo de sombra de ojos, independientemente del color.
En la actualidad, los pigmentos a partir de los cuales se elaboran las sombras de ojos están recogidos y autorizados en los anexos de ingredientes permitidos en el Reglamento europeo de productos cosméticos y suelen ser en su mayoría de origen natural. Algunos ejemplos son:
- Tonos pardos y rojizos: óxido de hierro.
- Tonos azulados: óxido de manganeso.
- Tonos verdes: óxido de cromo.
- Tonos blancos: óxido de zinc y dióxido de titanio.
El formato: hace años, las sombras de ojos solían aplicarse en crema. Se trataba de colores nacarados y algo estridentes que no solían favorecer demasiado, a pesar de que formaban parte de las modas imperantes de la época. Este tipo de formato ha ido cayendo en desuso porque, al cabo de un tiempo, solían acumularse en los pliegues del párpado, lo cual no resultaba demasiado estético. Actualmente, se están mejorando las composiciones de las sombras en crema y vuelven a resurgir tímidamente en los lineales de maquillaje porque su durabilidad es mayor que la de los formatos en polvo.
La mayoría de las sombras que se comercializan son en polvos compactos. Además de contener pigmentos y bases minerales (como el estearato de zinc), incluyen sustancias grasas que ayudan a que los polvos se unan entre sí y facilitan su compactación. Este formato inventado en los años sesenta por la industria farmacéutica es muy práctico para presentar en estuches que incluyen varios tonos.
Existen también los polvos sueltos. A diferencia de las sombras de ojos compactas, los polvos sueltos no contienen sustancias de unión. Mientras que los polvos compactos son relativamente fáciles de aplicar y no suelen manchar con facilidad, los polvos sueltos sí que pueden ensuciar, aunque se difuminan mejor.
El color de tu pelo, de tus ojos y el color de tu piel son factores decisivos a la hora de escoger la sombra que más te favorecerá, más allá del color de la ropa que vayas a utilizar. A continuación, te damos algunos consejos para ayudar a escoger tu paleta.
El color de tus ojos y tu sombra ideal
En términos generales, lo mejor es no escoger sombras nacaradas durante el día, aunque sí podrías aplicarlas en tu maquillaje nocturno. Además, como te comentábamos al principio, las personas más mayores deberían evitar las sombras de ojos, pues éstas destacan aún más las arrugas y suelen envejecer la mirada.
- Ojos azules y grises: los mejores tonos son los colores fríos, siempre y cuando el tono sea más oscuro que el del iris. También favorecen los castaños, los anaranjados y los rosados. Las personas de ojos azules deben evitar los colores verdosos o rojizos.
- Ojos castaños y negros: son ideales los rojizos, beige, marrones y rosados. Evitar los tonos azules o agrisados.
- Ojos verdes: favorecen los violetas y verdes oscuros. También pueden jugar con tonos rojizos, terracotas y amarronados. No aplicar azules, turquesas o verdes claras.
El efecto de las sombras según tu tono de piel
Así como el color de tu iris, el tono de tu piel también es importante a la hora de elegir tu sombra perfecta. Por ejemplo, las personas de piel clara deberían aplicar colores rosados, puesto que aportan jugosidad a la vez que calidez a la mirada. También podrían sentar bien las sombras plateadas, sobre todo si tus ojos son grises.
La gama de colores tierra y ocres sientan muy bien a las pieles de tono medio y bronceadas. Aunque si tu piel y tu cabello son oscuros, podrías atreverte con una buena gama de sombras de colores oscuras, marrones, incluso negras. Para las más atrevidas, los colores ciruela, morados y borgoñas podrían sentar muy bien.
En general, los tonos oscuros sirven para afinar la mirada, mientras que los claros aportan volumen y luminosidad. Los días en los que tengas un aspecto cansado, puedes disimular con tonos rosados, los cuales ayudan a iluminar. Y no dudes en atreverte con los nacarados de noche, aunque con mucha precisión y mejor si tu piel está bronceada.