El cloro (hipoclorito de uso doméstico) es uno de los desinfectantes más comunes y baratos del mercado, capaz de eliminar microorganismos y esporas bacterianas contraproducentes para la salud. Sin embargo, aunque es un gran aliado en la limpieza del hogar, es bastante tóxico y no siempre es la sustancia más recomendable, por ejemplo, cuando hay niños o mascotas traviesas en casa.
De hecho, diversos estudios han comprobado que la exposición constante a la lejía puede ocasionar problemas respiratorios en personas que padecen de asma. Si estás aquí buscando productos para higienizar y desinfectar alternativos al cloro ¡Esto es para ti! En este artículo te contaremos 7 sustancias libres de químicos nocivos con las que puedes reemplazar la lejía sin gastar demasiado. ¡Seguramente ya las tienes en casa!
Con qué se puede reemplazar la lejía en la limpieza de casa
Está comprobado que la lejía, cloro o lavandina es un químico asmagénico, es decir, no solo puede ocasionar crisis asmáticas en pacientes ya diagnosticados, sino que puede ser responsable de nuevos padecimientos. Además, tras largos periodos de contacto con la piel puede causar dermatitis e irritación en los ojos, y aunque suene exagerado, en los años de pandemia por el COVID-19, las llamadas de emergencia por envenenamiento —sobre todo en casos de niños— aumentaron casi a un 20%. Ahora bien, si quieres sustituirlo, tienes estas opciones:
- Vinagre blanco: La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) recomienda el uso del vinagre por su alta composición de ácido acético, capaz de neutralizar microorganismo y acabar con suciedad difícil, como la ocasionada por sarro y moho en el baño o mugre en la porcelana. Aunado a ello, es ideal como sustituto del suavizante para telas y ayuda a eliminar malos olores (a pesar de que su aroma no es agradable).
- Percarbonato de sodio: Si tu objetivo es quitar manchas y blanquear ropa, al igual que el agua oxigenada, este es un as bajo la manga. Se activa a más de 30 °C y solo se necesita una cucharada junto al detergente para sacarle el máximo provecho.
- Bicarbonato de sodio: En apariencia, es similar al percarbonato ¡Pero no son iguales! Las propiedades del bicarbonato ayudan a absorber la humedad, neutralizar olores molestos, blanquear y ablandar grasa. Por ejemplo, puede usarse para dejar la ropa más limpia en la lavadora, para limpiar el horno muy sucio y para quitar el hedor en el calzado.
- Cítricos: Es frecuente ver productos de limpieza con aroma a limón o naranja, y es que poseen propiedades antibacterianas y aportan un aroma agradable. La clave es mezclar el zumo de alguno de ellos (en especial el de limón), con un poco de jabón y agua caliente y usar esta solución para limpiar superficies e incluso tejidos.
- Agua oxigenada: El cloro se utiliza mucho para blanquear tejidos, no obstante, no es lo ideal. El peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) es un potente antiséptico, desinfectante, antimicrobiano y excelente blanqueador de telas y superficies. Eso sí, ten presente que no es el mismo botecito de farmacia, sino una presentación con más concentración (35%) que se encuentra en tiendas especializadas de sustancias químicas (su precio ronda los 10 euros por litro).
- Aceite de árbol de té: No solo es protagonista en la cosmética, sino que su poder antibacteriano lo ha convertido en estrella en la limpieza de casa. Todo lo que debes hacer es mezclar unas cuantas gotas de este aceite esencial con un poco de agua, rociar con él la superficie o humedecer un paño con esta solución y limpiar como de costumbre.
Todas estas alternativas son bastante eficaces y al no liberar gases tóxicos son mucho más respetuosas con el medioambiente y más seguras para nuestra salud en comparación con la lejía. Ten en consideración que no se trata de eliminarla por completo, pues no deja de ser un excelente desinfectante en zonas como el baño, por ejemplo, sino de reducir su aplicación cuando no sea necesario (como en el lavado de la ropa o aseo de encimeras). ¡En dosis correctas, es un aliado infalible para evitar enfermedades infecciosas!