El alquiler de vivienda es un tema diario que va más allá de las posibilidades de inversión y es que se trata de una necesidad para propietarios e inquilinos. Una acción que está repleta de opciones y donde una de las preguntas más frecuentes a las que se enfrentan las personas es la de decidir si alquilar una vivienda a corto plazo o alquilarla a largo plazo, pero para ello es importante conocer ¿qué es mejor y cuál opción es más conveniente?.
Tanto el alquiler de una vivienda a corto plazo como a largo plazo incluye una serie de pros y de contras en dependencia de la situación escogida, en una de las opciones es posible conseguir flexibilidad pero con una elevada dosis de riesgo. Mientras que en la otra alternativa se destaca la estabilidad en las rentas, pero igualmente ante un inquilino conflictivo, la duración del contrato a largo plazo es una decisión poco agraciada.
Alquiler a corto plazo de la vivienda
El alquiler a corto plazo, también llamado alquiler de temporada o arriendo turístico, está constituido por todo aquel que no tiene como destino de uso proporcionar una vivienda habitual. Es importante reconocer que la duración de este tipo de alquiler es menor al año, aunque en realidad no hay plazos denominados como fijos. De allí que lo importante son las condiciones del arrendatario y de que su uso no sea para vivienda habitual.
Estudiantes que requieren movilidad, una pareja de turistas o simplemente un trabajador con un destino temporal, todos ellos casos aceptables para un alquiler de temporada. Manteniendo el conocimiento de que la regulación es variable en dependencia de la Comunidad Autónoma en la cual se encuentre la vivienda, por lo que es importante investigar la legislación con relación al lugar en el cual está el piso.
El alquiler de la vivienda a largo plazo
Un alquiler en el cual los plazos de arriendo están perfectamente definidos y en el que se le otorga al arriendo una condición de uso para vivienda habitual. Aquí la estabilidad es una constante que en todos los casos funciona tanto para bien como para mal. Esta constancia puede ser perfecta para garantizar una rentabilidad extendida en el tiempo, pero también es capaz de fastidiarle la existencia al propietario en caso de un inquilino quisquilloso.
Las ventajas y desventajas de un alquiler de temporada
La nueva Ley de Vivienda impone limitaciones a los alquileres y esta ha sido una de las razones por las cuales los alquileres de temporada se han multiplicado y es que estas limitaciones no afectan a los alquileres a corto plazo. De allí que ante cada nuevo contrato, el propietario puede fijar el precio que más desee y el inquilino tiene la potestad de conseguir acuerdos con el dueño de la propiedad.
El alquiler vacacional por regla general ofrece una mejor y mayor rentabilidad, ya que en muchos de los casos está dirigido a inquilinos extranjeros, en cuyos países de origen la renta per cápita es más elevada que en España. La flexibilidad es otro punto a favor del alquiler a corto plazo, los inquilinos llegan y se marchan cuando quieren, sin existir tiempos mínimos o máximos, y aquí radica una de las mayores diferencias entre el alquiler a largo y a corto plazo.
En contraparte, el alquiler de temporada no garantiza ingresos fijos durante largos periodos, ya que se caracteriza por ser estancias cortas y por supuesto la imposibilidad de establecer un perfil del inquilino que pueda garantizar que cuidara como se lo merecen las instalaciones de la vivienda, por lo que es recomendable la contratación de un seguro de impagos de alquiler y de daños ante cada nuevo contrato de alquiler.
Pros y contras del alquiler a largo plazo
La estabilidad es una de las constantes en los alquileres a largo plazo y es una característica que puede incidir tanto para lo positivo como para lo negativo. Cuando se trata de un inquilino que sea persona física, el contrato de arriendo tiene que ser de un mínimo de duración de cinco años, mientras que para una persona jurídica el mínimo es de siete años de duración.
Esta elevada estabilidad garantiza que las rentas fluirán durante un tiempo prolongado, además de permitir planificaciones a largo plazo gracias a que se garantiza que la rentabilidad estará de parte del propietario. Aquí se certifica una máxima respetabilidad hacia la vivienda, ya que será el hogar del inquilino por una larga temporada y mantendrá a la vivienda en las mejores condiciones.
Pero la estabilidad es una condición que también afecta a las rentas, las cuales tienen que actualizarse respetando las condiciones de la nueva Ley de Vivienda y sus topes. Estas limitaciones y la posibilidad del inquilino de solicitar prórrogas logran que el arrendatario pueda enternecerse en la propiedad, disminuyendo los beneficios que el propietario pueda conseguir con un nuevo contrato de alquiler y un nuevo inquilino.