Con la situación económica actual, enfrentarse al desempleo puede ser uno de los momentos más desafiantes a nivel personal y financiero. En España, si bien la tasa de desempleo ha experimentado altibajos en la última década, el sistema de seguridad social ha establecido mecanismos para proteger a aquellos que, por circunstancias diversas, han perdido su trabajo. Dos de estas herramientas son la prestación y el subsidio por desempleo. Aunque pueden parecer similares a simple vista, en realidad son dos conceptos con características y requisitos distintos, diseñados para abordar diferentes escenarios dentro de la problemática del desempleo.
Ambos, la prestación y el subsidio, se erigen como salvavidas económicos temporales para aquellas personas que, por diferentes razones, se ven inmersas en el paro laboral. Sin embargo, es fundamental conocer con precisión en qué consiste cada uno y cuándo se tiene derecho a acceder a ellos. Una elección informada puede ser la diferencia entre sortear con éxito una temporada difícil o enfrentar retos adicionales. A continuación, profundizaremos en las principales diferencias y los requisitos asociados a cada uno de estos instrumentos, con el objetivo de arrojar luz sobre este aspecto crucial del sistema de protección social en España.
En qué consisten la prestación y el subsidio por desempleo
La prestación por desempleo es una ayuda económica que se otorga a aquellos trabajadores que han perdido su empleo de forma involuntaria y han cotizado suficiente tiempo mientras estaban trabajando. Uno de los requisitos para obtener esta ayuda es haber trabajado y cotizado al menos 360 días dentro de los 6 años anteriores a la situación de desempleo. Estar inscrito como demandante de empleo y comprometerse a buscar activamente trabajo, así como a participar en acciones de formación y recualificación cuando se requiera.
También se requiere no haber alcanzado la edad ordinaria de jubilación, y haber perdido el trabajo de forma involuntaria. La cantidad y duración de la prestación dependen de las cotizaciones realizadas durante los últimos seis años. Por otro lado, tenemos el subsidio por desempleo. Esta es una ayuda económica destinada a aquellas personas que no tienen suficientes cotizaciones acumuladas para acceder a la prestación por desempleo o que ya la han agotado. A diferencia de la prestación, el subsidio tiene un importe fijo. Para acceder a esta ayuda, será un requisito imprescindible no tener ingresos superiores al 75% del Salario Mínimo Interprofesional, excluida la parte proporcional de las dos pagas extraordinarias.
Además, no se podrá tener derecho a la prestación por desempleo o haber agotado dicha prestación. Se debe estar inscrito como demandante de empleo y comprometerse a buscar activamente trabajo y a participar en acciones de formación. Será necesario haber cotizado al menos durante 3 meses si se tiene cargas familiares o 6 meses si no se tienen. El subsidio por desempleo se concede, en general, por periodos de 6 meses y puede llegar hasta un máximo de 21 meses, dependiendo de la edad y las cotizaciones acumuladas.
Aunque es posible que muchos no lo sepan, lo cierto es que existen una serie de diferencias entre ambas ayudas económicas. Para empezar, mientras que la prestación por desempleo se deriva directamente de las cotizaciones del trabajador, el subsidio es una ayuda asistencial. La prestación se calcula en función de las cotizaciones previas, mientras que el subsidio tiene un importe fijo. Por otro lado, la prestación tiene una duración en función de las cotizaciones acumuladas. El subsidio, en cambio, se otorga por tramos, pudiendo renovarse bajo ciertas condiciones. Hay que tener en cuenta todas las diferencias entre ambas para poder acceder a cualquiera de ellas siendo conscientes de lo que suponen cada una y cómo se debe acceder a ellas.