Desde hace un par de años el mundo de la cosmética se ha llenado con tendencias que abogan por una reducción en el uso de productos de cuidado facial, como el Skinmalismo, que predicaba reducir los productos de la rutina cosmética al mínimo, o el Skin Cycling, que defendía el uso de activos potentes como el retinol solo un día a la semana.
Todas estas tendencias forman parte de lo que hoy conocemos como ayuno cosmético: una forma de cuidado facial apoyada por muchos dermatólogos que propone reducir al máximo los productos de cuidado facial en la rutina para recuperar la piel apagada o con brotes, como el acné.
Ayuno cosmético: ventajas y desventajas
Pero a la hora de la verdad: ¿funcionan estos ayunos cosméticos en todo tipo de piel? ¿Tiene sentido abandonar activos de cuidado facial con reconocidas propiedades cutáneas, como el retinol o la vitamina C?
Preguntamos a expertos y dermatólogos para recopilar todas las ventajas y desventajas de practicar el ayuno en cosmética: solo así podrás descubrir si esta forma de cuidado facial es apta para tu tipo de piel.
Ventajas del ayuno cosmético
Según los expertos consultados, el ayuno cosmético puede ayudar a recuperar la función barrera natural en pieles alteradas o que no toleran algún activo potente, como los retinoides. Estos activos pueden provocar irritación en algunos tipos de piel, por lo que espaciar su uso puede ser adecuado para evitarlo o prevenir un efecto rebote en la piel.
En este sentido, si la piel recupera su función barrera natural, está más protegida, más hidratada y se reducen las posibilidades de sufrir brotes cutáneos, como el acné, la sensibilidad y hasta la dermatitis seborreica.
Desventajas del ayuno cosmético
Ahora bien, en pieles sanas, sin reacciones cutáneas y que sí toleran activos potentes en los productos de cuidado facial, los dermatólogos se ponen las manos a la cabeza cuando les preguntamos si deben hacer también ayuno cosmético.
Y es que no es lo mismo dejar de usar un producto un día que interrumpirlo durante un tiempo indeterminado. Si la piel no presenta ningún problema, lo único que provoca el ayuno cosmético es reducir todos los beneficios del producto, ya que sin un uso continuado no se podrán ver todos sus efectos.
En este sentido, los dermatólogos usan como ejemplo el caso del retinol, cuya posibilidad de irritación obligan a que la piel deba pasar por un proceso de retinización. Al empezar a usar el retinol es recomendable hacerlo en días alternos y ver cómo reacciona la piel. Si pasadas algunas semanas no surge irritación, se habrá completado el proceso de retinización y el activo ya puede usarse a diario.
Y aquí es precisamente donde los dermatólogos no recomiendan el ayuno cosmético en una piel normal, sin irritación y ya acostumbrada al retinol. Si este se deja de aplicar a diario solo se relantizará su efectividad e incluso se puede perder la retinización de una piel ya acostumbrada a los retinoides.
Es más, algunos expertos incluso señalan que el ayuno cosmético en pieles sanas puede incluso alterarlas, debido a que la alternancia cosmética puede desajustar los biorritmos de la piel y desequilibrar la función barrera.
Ayuno cosmético: ¿sí o no?
Llegados a este punto, los expertos recomiendan el ayuno en la rutina de cuidado facial en pieles muy sensibles o en las que no admiten los activos más potentes, como la vitamina C, los alfahidroxiácidos, betahidroxiácidos o el retinol.
Eso sí: remarcan la importancia de no cortar por lo sano y no abandonar estos productos de golpe. La clave está en dejar que la piel descanse durante un tiempo determinado y recupere sus funciones naturales sin interrumpir totalmente el tratamiento cosmético.
Así que si tu piel es sensible o muy reactiva a los activos de cuidado facial más potentes, descansar de ellos uno o dos días a la semana puede ser efectivo para recuperarla. Pero es importante no abandonar completamente el uso del cosmético, si realmente quieres que sea efectivo.
En definitiva, ayuno cosmético sí cuando la piel lo necesita, pero siempre sin extremos y en su justa medida. Es crucial no dejarnos llevar por tendencias sin cuestionarlas, sino priorizar que la piel se mantenga equilibrada y en las condiciones óptimas que la mantengan radiante y bonita.