El tratamiento de una piel sana puede dar lugar a confusión cuando se trata de sanar una afección puntual. Existen dos profesionales distintos para atender las necesidades de nuestra piel. Por un lado, los esteticistas, quienes tratan, en todos los casos, pieles sanas que quieren mejorar su aspecto. Por otro lado, la visita al dermatólogo está indicada cuando existen problemas en la piel de distinta índole y, en todo caso, para realizar una revisión anual.
La formación entre esteticista o dermatólogo
Un esteticista es un profesional que se ha formado en una escuela de cosmetología. En función del país en el que residas, la cosmetología puede ser una formación reglada de distinto grado. Sin embargo, en España no se trata de una formación universitaria, sino de un grado formativo que capacita a la persona para ofrecer un servicio de tratamiento facial, de depilación, o de maquillaje.
Dependiendo del país en el que te encuentres, se puede exigir una renovación de la licencia con cierta periodicidad o tomar clases de posgrado para refrescar los conceptos y los protocolos.
En el caso de los dermatólogos, la formación exigida es universitaria. Asisten en primer lugar a la escuela de medicina y, posteriormente tienen que cursar la especialización en Dermatología.
La capa de la piel con la que se trabaja marca la diferencia
Mientras que los esteticistas solo tienen formación para actuar sobre la capa más superficial de la piel (epidermis), tratando pequeños problemas e imperfecciones que actúan en este nivel (como acné, manchas o arrugas), los dermatólogos además pueden trabajar con capas más inferiores, como la dermis y la hipodermis.
Cualquier afección cuyo origen esté más allá de la epidermis debe ser derivado a un dermatólogo.
¿Cuándo acudir a uno u otro?
Si bien hemos recomendado realizar revisiones anuales con tu dermatólogo, a no ser que se trate de una urgencia, también es aconsejable realizar alguna visita a la cabina de un esteticista.
Sin lugar a dudas, el tratamiento realizado en cabina supera siempre el que podemos proporcionarnos nosotras en nuestro hogar. Los esteticistas o cosmetólogos son capaces de realizar un análisis bastante completo del estado de tu piel. Ayudados de diferentes utensilios y dermoanalizadores podrán evaluar cuál es el tratamiento adecuado en función de tus necesidades.
Cualquier persona independientemente del tipo de piel debería acudir al esteticista al menos una vez al año. No importa si eres un adolescente con acné o una persona con piel madura. Podrás beneficiarte de algún tratamiento que mejorará el aspecto de tu piel y la iluminará.
El esteticista podrá ofrecerte limpiezas faciales, masajes drenantes, exfoliaciones, tratamiento de las espinillas y eliminación de los puntos negros, hidratación y nutrición profundas, sprays bronceadores, depilaciones…
Dependiendo del centro en el que acudas, también encontrarás otros tratamientos más específicos como terapias para tratar las arrugas y líneas de expresión, microcorrientes para tonificar las pieles maduras, hidratación intensiva con oxígeno, entre muchas otras propuestas.