El fototipo de piel de una persona marca su capacidad de adaptación al sol desde que nace. Cada piel tiene una serie de características que determinan cuánto se bronceará y cómo lo hará. Si la piel tiene una baja capacidad de broncearse, peores serán los efectos de las radiaciones solares.
Podemos clasificar a la piel bajo distintos criterios, ya sea en función de su color y su capacidad adaptativa a las radiaciones solares —lo cual viene determinado por los fototipos—, o bien en función de los biotipos —homeostasis y regulación de secreción sebácea y de la hidratación—, que determinan si tu piel es piel normal, grasa, mixta, seca o sensible.
Fototipos de Fitzpatrick
En dermatología se emplean los fototipos de Fitzpatrick. Por lo general, la piel de cada persona no corresponde a un único fototipo, sino que se interpreta como II-III, o III-IV… Cada piel requerirá de cuidados y protección diferentes frente al sol dependiendo del fototipo en el que se clasifique:
- Fototipo I: pieles claras que suelen tener pecas. Son de un blanco lechoso, de tipo céltico, incluso albino. Cabello pelirrojo y ojos azules. No se suelen broncear nunca, sino que se queman con facilidad y se descaman.
- Fototipo II: pieles claras, con o sin pecas. Pueden conseguir un ligero bronceado tras la exposición al sol. Pueden tener el cabello rubio o pelirrojo y los ojos claros. Pueden quemarse con cierta facilidad, aunque menos que el fototipo I.
- Fototipo III: son pieles tostadas que se broncean con facilidad al tomar el sol. Suelen corresponder a personas con cabello castaño y caucásicas. Pueden conseguir un bronceado claro y moderado.
- Fototipo IV: tono amarronado de piel, cabello castaño oscuro. Es difícil que se quemen. Más bien, se broncean con facilidad.
- Fototipo V: pieles oscuras y marrones y cabello castaño oscuro. Se pigmentan con facilidad. Suele corresponder con personas hindúes o indios americanos. Es muy difícil que se quemen, a menos que tengan una exposición al sol muy intensa.
- Fototipo VI: pieles y cabello negros. No se queman nunca. Tampoco se broncean más. Sin embargo, también necesitan protección solar en cada exposición.
¿Qué factor de protección solar escoger?
Ahora que ya conoces tu fototipo necesitas escoger el FPS adecuado para ofrecerle a tu piel la máxima protección. El FPS (o SPF, sus siglas en inglés) es un indicador que deben mostrar todos los productos de protección solar. Muestra el nivel de protección solar frente a la radiación UV-B y cuánto se multiplica la resistencia cuando nos exponernos al sol. En definitiva, se trata de un multiplicador. Por ejemplo, si yo tardo una hora en ponerme roja (formación de eritema) sin protector, con una protección 30 tardaría 30 horas (1X30).
Los laboratorios realizan test de seguridad de sus protectores utilizando el método COLIPA, Sun Protection Factor Test Method (método de verificación del factor de protección solar, COLIPA). El COLIPA es un test estandarizado in vivo, ideado con el fin de obtener un etiquetado homogéneo en los productos solares de los diferentes fabricantes europeos. Con una muestra de 15-20 personas que no hayan estado expuestas al sol testean el producto sometiéndolas a una exposición de radiación UVB y controlan el tiempo sobre 30 cm2 antes de que la zona se ponga roja. Tras recopilar esta información, se hace la media de las personas que han participado, que suelen ser de fototipo 2 o 3.
A pesar de ser un buen indicador, el SPF se refiere únicamente a la UV-B. Para la UV-A, la normativa europea exige que sea, al menos, 1/3 del SPF de la UV-B. La prueba para medir el índice de protección de la UV-A es parecida al del UV-B, sin embargo, se medirá el tiempo que se tarda en ponerse morena, no roja. Se hace invitro.
¿Es mejor protección cuanto mayor sea el SPF? El etiquetado está topado con 50 o 50+. La curva de evolución de protección solar es logarítmica, es decir, que asciende y después se aplana. El hecho de que esté por encima de 50 es químicamente muy difícil de evaluar. A efectos prácticos, podríamos considerar que un SPF 50 sería una protección alta y adecuada. Debemos tener en cuenta que la “protección total” no existe. De hecho, son términos que están prohibidos, del mismo modo que no podemos decir “bloqueador solar”.
A continuación, verás que la protección solar no aumenta de manera proporcional según el FPS:
- FPS 4: reduce el 75% de las radiaciones
- FPS 8: reduce el 87,5% de las radiaciones
- FPS 16: reduce el 93,75% de las radiaciones
- FPS 32: reduce el 96,88% de las radiaciones
- FPS 64: reduce el 98,84% de las radiaciones
¿Te has dado cuenta de que apenas existe diferencia entre una protección 32 y una protección 64? Sin embargo, recuerda que, aunque el FPS solo hace referencia a la protección frente a los rayos UV-B, los factores de protección altos también protegen en mayor medida contra los rayos UV-A aunque no esté cuantificado.
Con esta información, ya puedes escoger el mejor protector para tu piel y poder exponerte al sol con mayor seguridad.