Una correcta rutina de cuidado facial es esencial para mantener una piel sana, joven y radiante. Pero para cuidar la piel también es imprescindible adoptar otra rutina importantísima y a la que no hacemos tanto caso: llevar una dieta equilibrada.
Y es que la piel no es solo belleza: se trata de un órgano, el más extenso del cuerpo, encargado de proteger a los órganos internos y de eliminar toxinas a través del sudor. Por esta razón, tu piel es un reflejo de nuestra salud y de cómo estamos por dentro.
Un ejemplo: llevar una dieta rica en azúcares y grasas saturadas, terminará reflejándose en la piel con granitos, brillos, exceso de grasa e imperfecciones. Por eso es tan importante llevar una dieta equilibrada para que tu piel esté joven y bella.
Las vitaminas necesarias para lucir una piel joven
El secreto de un rostro joven también está más allá de la cosmética: se encuentra en los nutrientes y, sobre todo, las vitaminas, que la piel obtiene a través de tu alimentación. Estas fomentan las funciones protectoras de la piel, como la que nos protege de los rayos solares.
Pero no solo eso. También inhiben la proliferación de algunos tipos de células y ayudan a la síntesis de colágeno, la proteína imprescindible para mantener una piel firme. Además, estimulan la luminosidad cutánea o previenen la aparición de manchas e imperfecciones, entre otros beneficios.
Por esta razón, si quieres mantener una piel luminosa y sin arrugas, es esencial conocer qué vitaminas clave tienes que introducir en tu dieta para empezar a cuidar de tu piel también desde el interior.
Vitamina A: piel hidratada y sin imperfecciones
La vitamina A es fundamental para el cuidado de la piel, gracias a sus propiedades antioxidantes e hidratantes. Además, también estimula la producción de colágeno, por lo que también destaca por sus propiedades antiarrugas. Por esta razón, muchos productos de cuidado facial incluyen derivados de la vitamina A, como el retinol, el retinal o demás ácidos retinoides.
Si el organismo no tiene suficiente vitamina A es común que la piel presente sequedad y que se obstruyan las glándulas sebáceas, favoreciendo la aparición de granitos e imperfecciones. Como el cuerpo no puede producir vitamina A por sí mismo, es esencial aportarla a través de la alimentación.
Vitamina B3: acción antiarrugas
La vitamina B3, también conocida como niacina (la niacinamida, este potente activo cosmético imprescindible para hidratar la piel, es un derivado de la vitamina B3), es una vitamina imprescindible para mantener la piel más joven.
Aumenta el aspecto saludable, haciendo que la piel esté más rellena y luminosa, pero también ayuda a prevenir las arrugas. Eso es gracias a que estimula la acción de los lípidos en la barrera cutánea de la piel, que son los responsables de sellar la hidratación.
Vitamina C: antiarrugas y antioxidante
Las propiedades de la vitamina C para la piel son múltiples. Por su acción antioxidante, protege a las células cutáneas de los radicales libres y evita la oxidación de la piel, frenando los signos del envejecimiento.
También aumenta la luminosidad de la piel e unifica el tono, previniendo las manchas y las imperfecciones. Destaca también su potente acción antiarrugas, ya que la vitamina C favorece la síntesis de colágeno y asegura una mejor elasticidad de la piel.
Vitamina E: regenera la piel
La vitamina E es otra de las imprescindibles para el cuidado de la piel, sobre todo por su capacidad de estimular la renovación celular. Su acción es tan potente, que unos buenos niveles de vitamina E pueden acelerar la cicatrización de heridas, reducir las arrugas y mejorar la textura de la piel.
Vitamina D: piel más saludable
La vitamina D está muy vinculada a que la piel sea capaz de mantener su salud y funciones en condiciones óptimas. En este sentido, es imprecindible para retrasar el envejecimiento, pero también para prevenir enfermedades de la piel, como la psoriasis, y reducir brotes, como el acné.
¿Cómo aportar estas vitaminas beneficiosas a la piel?
Por norma general, los alimentos más ricos en vitaminas suelen ser las frutas y verduras frescas, sobre todo las de hoja verde o las de color naranja, rojo o amarillo. Por ello, es importante introducir vegetales de colores variados en nuestra dieta: ahí está el secreto de poder aportar múltiples vitaminas.
Los alimentos con mayor porcentaje de vitamina A suelen ser las frutas y verduras ricas en betacarotenos, como la zanahoria, la calabaza, el mango o el boniato. También está presente en verduras de hoja verde, en huevos y en lácteos. Un buen truco para saber si un alimento contiene vitamina A es fijarte en su color: si es verde, naranja o amarillo, seguro que la contendrá.
En cuanto a la vitamina B3 está presente en las carnes, los vegetales de hoja verde, los huevos, las legumbres, los cereales integrales, los lácteos y los frutos secos. Alimentos ricos en vitamina C son los cítricos, como las naranjas, limones o mandarinas. Pero también se encuentra en el kiwi, la piña, el melón, las fresas y los pimientos.
La vitamina E está presente en los aceites vegetales, los frutos secos, las aceitunas y las semillas. Por último, los lácteos, los cereales, el pescado azul, el hígado de ternera o el huevo son ricos en vitamina D. Sin embargo, es difícil aportar la cantidad necesaria de ella solo a través de la alimentación, es recomendable exponerse al sol un mínimo de 30 minutos diarios.
Ahora que ya conoces las vitaminas que necesitas para mantener tu piel joven desde el interior de tu cuerpo, es hora de empezar a incorporarlas a tu dieta cuanto antes. Como ves, el mejor complemento a tu rutina de cuidado facial se encuentra en tu alimentación.