Los trabajadores por cuenta ajena son aquellos que prestan sus servicios a una empresa o a un empleador, bajo su dirección y dependencia, a cambio de una retribución. Estos trabajadores están afiliados al Régimen General de la Seguridad Social, que es el más común y el que abarca a la mayoría de los asalariados. Dentro de este régimen, los trabajadores pueden cotizar por diferentes bases, según su categoría profesional y su salario.
En este artículo vamos a intentar responder a algunas preguntas que se hacen muchos trabajadores por cuenta ajena que quieren asegurar su futuro económico cuando se retiren del mercado laboral. ¿Cómo influye la base de cotización que eligen en su pensión? Estas son algunas de las cuestiones que vamos a abordar, centrándonos en el caso de los trabajadores que cotizan por la base mínima, que son los que tienen un salario más bajo.
La base mínima de cotización: una opción obligada para los salarios más bajos
La base de cotización es la cantidad sobre la que se calculan las cuotas que los trabajadores deben pagar a la Seguridad Social cada mes. La base de cotización también determina el importe de las prestaciones que los trabajadores pueden recibir en caso de jubilación, incapacidad, desempleo, maternidad, etc. Por lo tanto, cuanto mayor sea la base de cotización, mayor será la cuota mensual y mayor será la prestación futura.
La base mínima de cotización es la cantidad más baja sobre la que se puede cotizar al Régimen General de la Seguridad Social. Esta cantidad se establece cada año por el Gobierno, teniendo en cuenta el salario mínimo interprofesional (SMI) y el índice de precios al consumo (IPC). La base mínima de cotización afecta principalmente a los trabajadores con salarios más bajos, que no tienen opción de elegir otra base superior. Estos trabajadores están obligados a cotizar por la base mínima, independientemente de sus ingresos reales.
¿Qué consecuencias tiene para estos trabajadores cotizar por la base mínima? La principal consecuencia es que limita la cuantía de la pensión de jubilación que les corresponde cuando se retiran. Además, puede afectar negativamente a otras prestaciones como la incapacidad temporal, la incapacidad permanente o el subsidio por desempleo. Por lo tanto, cotizar por la base mínima puede ser una opción obligada para los salarios más bajos pero poco beneficiosa a largo plazo.
El cálculo de la pensión para asalariados que cotizan por la base mínima: un ejemplo práctico
Para entender mejor cómo afecta la base mínima a la pensión de jubilación, vamos a poner un ejemplo práctico. Supongamos un trabajador por cuenta ajena que ha cotizado por la base mínima durante toda su vida laboral y que se jubila en 2023. ¿Qué pensión le correspondería?
Para calcular la pensión de jubilación de un empleado que cotiza por la base mínima, hay que hacer dos pasos: primero, hallar la base reguladora, que es el promedio actualizado de las bases de cotización de los últimos 25 años; y segundo, aplicar el porcentaje que corresponde a los años cotizados, que va desde el 50% con 15 años hasta el 100% con 37 años. Por ejemplo, si un empleado ha cotizado 25 años por la base mínima de 1.260 euros mensuales, su pensión sería de 882 euros mensuales (70% de la base reguladora).
Esta pensión puede ser insuficiente para mantener el nivel de vida deseado, ya que está por debajo de la pensión media (1.307,14 euros mensuales). Además, puede verse reducida si el empleado se jubila antes de la edad legal (66 o 65 años según los años cotizados) o si no cumple los requisitos para acceder al 100% de la pensión. Por eso, es conveniente mejorar la base de cotización siempre que sea posible, negociando con el empleador o buscando otras oportunidades laborales.
En conclusión, la pensión de jubilación de los empleados que cotizan por la base mínima depende de su base reguladora y de los años cotizados, y suele ser inferior a la media y a la mínima. Por eso, es recomendable aumentar la base de cotización, negociar con el empleador o buscar otras oportunidades laborales. También es conveniente planificar el futuro y complementar la pensión pública con otros productos privados de ahorro e inversión que mejoren la calidad de vida.