Seguro que más de una vez te has hecho una exfoliación, ya sea de tu rostro o de todo el cuerpo. Si es así, habrás experimentado la sensación tan agradable de tener una piel sedosa. Sin embargo, a pesar de que muchas marcas y cosmetólogos recomiendan la realización de 1 o 2 exfoliaciones por semana, cada vez son más los especialistas que apuntan que la exfoliación, no solo no es necesaria, sino que podría perjudicarnos.
Los corneocitos son células que se encuentran en el estrato córneo de nuestra epidermis y juegan un papel muy importante en la función barrera de la piel. Vulgarmente se les conoce como «células muertas«. Como sabrás, la piel es el mayor órgano que tenemos y una de sus funciones es la de proteger a nuestro organismo de las agresiones externas. La barrera cutánea nos salvaguarda de la contaminación ambiental, de alérgenos y gérmenes que podrían penetrar en nuestro cuerpo, produciéndonos infecciones y estados inflamatorios. La piel también actúa como impermeabilizante, reguladora de la temperatura corporal y de la humedad. Ni que decir tiene que también nos hace de parasol contra los rayos UV para que la radiación no penetre a las capas más profundas de la piel.
¿Qué son las «células muertas»?
Los corneocitos, también conocidos como queratinocitos, no tienen núcleo y son planos. Están cargados mayormente de queratina, que es una proteína, pero también contienen lípidos y agua. En cosmética se les conoce como «células muertas«, lo cual se traduce en descamaciones superficiales de la piel que muchas veces eliminamos a través de las exfoliaciones. Al no tener núcleo, son células que no pueden ser atacadas por patógenos externos.
Estas células se entrelazan entre sí en las partes más profundas de la epidermis y van desplazándose hacia la superficie y debilitando sus lazos hasta aparecer como unidades sueltas capaces de absorber hasta 3 veces su peso en agua.
La piel tarda de 21 a 28 días en renovarse de forma natural. Mediante este proceso, los corneocitos de la superficie se desprenden del estrato córneo y van dejando paso a las nuevas células.
Muchos cosmetólogos aconsejan practicar de 1 a 2 exfoliaciones semanales para eliminar las células muertas. De esta forma aceleraríamos el proceso de renovación celular natural y estimularíamos la producción de colágeno y elastina.
Existen varios métodos para exfoliar la piel:
- Exfoliación mecánica o física: podemos realizarla ayudándonos de manoplas, cepillos de microfibras, esponjas konjac. También podemos aplicar peelings, gommages o mascarillas que contienen microgránulos que arrastran a los corneocitos, desprendiéndolos de las capas más superficiales. Estas partículas en suspensión o microgránulos pueden ser de origen natural (como azúcar, semillas diminutas, sal, etc) o derivados del petróleo. Debes saber que estos últimos son altamente contaminantes, al tratarse de microplásticos, las plantas depuradoras no consiguen filtrarlos y acaban en el mar, afectando directamente a los organismos acuáticos.
- Exfoliación química-enzimática: se aplican AHA (alfahidroxiácidos) que realizan una microabrasión en la piel capaz de desprender las células muertas con facilidad.
Los pros y cons de la exfoliación corporal y facial
Si bien es cierto que la piel luce de forma automática mucho más reluciente y limpia, la exfoliación tiene otras consecuencias de las que la cosmetología no habla muy a menudo:
- Estrés en la piel: la acción exfoliante física puede generar microcortes y pequeñas lesiones en la piel que pueden facilitar la entrada de patógenos que nos causen infecciones.
- Debilitamos la función barrera de la piel de la que ya te he hablado, de modo que nuestro organismo queda más desprotegido de las agresiones ambientales.
- Pérdida de filagrina: la eliminación de los corneocitos o células muertas lleva consigo la pérdida de la filagrina, una proteína que favorece la hidratación natural de la piel.
En qué momentos es más recomendable exfoliar:
Aunque te he enumerado unas cuantas buenas razones para renunciar a la exfoliación, lo cierto es que hay determinadas situaciones en las que una buena exfoliación, ya sea física o química, es determinante para devolverle a la piel la salud que necesita. Si vives en áreas de alta contaminación, una exfoliación regular podrá potenciar la limpieza del cutis para eliminar restos de suciedad que se acumulan en la epidermis. También es aconsejable después del verano, para eliminar las células muertas después de las exposiciones solares más intensas.
Las exfoliaciones o scrubs son tan sencillos que puedes preparártelos tú misma
Bastará con que dispongas de azúcar, sal, cáscaras de frutos secos muy molidos o semillas diminutas, como las de amapola, que podrás mezclar con alguna crema hidratante o con un poco de aceite. El tamaño de los gránulos vendrá determinado en función de la parte del cuerpo que necesites exfoliar. Por ejemplo, el rostro necesita que sean muy pequeños, incluso es posible que tengas que molerlos con la ayuda de un molinillo de café. Un buen exfoliante para la cara es el azúcar glas.
Una vez tengas tu mezcla realizada, aplícala sobre la zona a tratar con suaves movimientos circulares durante unos minutos. Luego enjuaga con agua tibia y disfruta del resultado.