Últimamente, el colágeno parece el ingrediente milagroso de moda. Lo vemos en anuncios de cosmética antiedad, en suplementos alimenticios y hasta en alimentos enriquecidos con él. ¿Qué es en realidad el colágeno, que parece asociarse al secreto de la eterna juventud?
Pues a la hora de la verdad, el misterio del colágeno es mucho más sencillo de lo que parece. Se trata de una proteína que se produce de manera natural en el organismo humano, la más abundante de nuestro cuerpo. Es especialmente importante para mantener la piel firme, el cabello sano, pero también para garantizar unos cartílagos y huesos fuertes, asegurar su flexibilidad y evitar lesiones.
¿Cuáles son los beneficios del colágeno?
Los beneficios del colágeno son múltiples, de ahí la importancia de garantizar su producción natural. En la piel, asegura que esta se mantenga tersa y firme, previniendo la flacidez y las arrugas. También ayuda a mantener fuertes y sanos las uñas y el cabello.
Además, mantiene lubricadas y flexibles las articulaciones, evitando su deterioro, a la vez que garantiza unos huesos densos y fuertes. En definitiva, el colágeno es una proteína que mantiene el organismo en condiciones óptimas y retrasa el deterioro del cuerpo con el paso de los años, así como los signos del envejecimiento en la piel.
La disminución de la producción de colágeno
El problema es que la producción natural de colágeno en el organismo disminuye a partir de los 25 años, a razón de un 1% por año. Pero es a los 40 años cuando la producción y síntesis de colágeno caen drásticamente, sobre todo en las mujeres, debido a los cambios hormonales que experimenta el cuerpo para prepararse para la menopausia.
Además, existen factores externos que aún aceleran más la pérdida de colágeno y su síntesis. Entre ellos el consumo de tabaco y alcohol, la ingesta excesiva de comida procesada o con un alto contenido en azúcar refinada y la exposición a los rayos UVA/UVB sin protección solar.
De hecho, el sol es el responsable principal de la destrucción de colágeno y elastina, las dos proteínas que mantienen la piel elástica y firme. Esto provoca la aparición de arrugas por fotoenvejecimiento, pero también manchas solares, como el melasma. Además, la piel es menos capaz de defenderse de los ataques de los radicales libres y es más susceptible a la oxidación de las células cutáneas.
Síntomas de la pérdida de colágeno
Este descenso del colágeno se traduce en que las articulaciones, los huesos, la piel y el cabello dejarán de estar en condiciones óptimas, presentando signos de deterioro y envejecimiento.
El caso más notable es en la piel ya que sin la cantidad adecuada de colágeno presentará arrugas más profundas, flacidez y celulitis. El cabello y las uñas pierden elasticidad y densidad, teniendo más tendencia a la fragilidad y la rotura.
Los huesos pierden densidad y están más débiles, siendo más propensos a desarrollar problemas como la osteoporosis. Además, se vuelve más común tener dolor de articulaciones. Los cartílagos, que hacen de amortiguador entre los huesos y las articulaciones, están formados por colágeno, por lo que si este desciende hay más riesgo de dolor y de desarrollar enfermedades como la artritis.
Cómo mantener los niveles de colágeno
Para prevenir al máximo todos estos síntomas, a partir de los 35 o los 40 años es importante asegurarse de preservar los niveles de colágeno al máximo. Para ello, algunos expertos recomiendan la suplementación con colágeno hidrolizado, que puede tomarse en polvo o en pastillas y cuyos efectos son visibles después de tres meses.
Recuerda que, antes de tomar cualquier suplemento alimenticio, es recomendable que antes lo consultes con tu médico para que evalúe la situación y apruebe que no hay ninguna contraindicación en hacerlo.
Si no quieres optar por la vía de la suplementación, existen alimentos ricos en colágeno que te ayudarán a estimular la producción de la proteína en el organismo. Algunos de ellos son los caldos naturales, que suelen incluir partes de los animales que tienen alto contenido en colágeno, como los huesos, las manitas de cerdo, las patas de pollo o las espinas, en el caso del pescado.
La carne es también una de las mayores fuentes naturales de colágeno, debido a su alto contenido en proteínas. Elige carnes magras, con menos contenido en grasas, como el pollo, el pavo o el conejo para tomarlas entre dos y tres veces a la semana. Mejor reserva la carne roja, el cerdo y el cordero para consumirlas una vez a la semana, ya que generan más residuo en el organismo.
Otro alimento rico en colágeno es la gelatina, cuya estructura es un 90% de colágeno. Eso sí, mejor que evites las gelatinas preparadas, que tienen un alto contenido en azúcar, y elijas una gelatina neutra a la que le puedes añadir tus frutas frescas favoritas.
Como ves, el colágeno es la proteína más abundante del organismo, además de ser imprescindible para mantener tus huesos y tu aspecto más jóvenes por más tiempo. Asegúrate mantener su producción para gozar de una calidad de vida más activa.