Por fortuna, hoy en día cuidar la piel no se considera un acto de vanidad, como antaño sino un acto de salud. Es por esta razón que cada vez somos más conscientes de la importancia de cuidar la piel con los mejores ingredientes cosméticos, los que le aportarán los mayores mimos y cuidados.
Retinol, ácidos cosméticos, ácido hialurónico… entre todos estos activos imprescindibles en cosmética, uno de ellos se ha convertido en un infaltable en las rutinas de cuidado facial. Sobre todo, en pieles apagadas y envejecidas prematuramente que buscan rescatar la luminosidad y obtener ese efecto ‘glow’ tan de tendencia actualmente. Sí, has adivinado: estamos hablando de la Vitamina C.
¿Por qué es importante la Vitamina C para tu piel?
La Vitamina C es un potente antioxidante que, en la piel, actúa como un auténtico escudo, frenando los daños de los radicales libres. Entre ellos está la contaminación, la polución, la suciedad ambiental o el sol.
Pero además, también estimula la producción de colágeno, que garantiza la juventud de la piel y cuya síntesis en el organismo se degrada a medida que pasan los años. Esto provoca la aparición de flacidez y arrugas, que se reducen con el uso de productos con Vitamina C.
6 señales de que a tu piel le falta Vitamina C
Por todos sus beneficios, no es de extrañar que sea un básico en cosmética. Más aún cuando el organismo humano no produce Vitamina C de manera natural, por lo que necesitamos obtenerla a través de cremas y sérums. Si quieres averiguar si tu piel necesita Vitamina C, toma nota de los signos visibles que te están chivando esta carencia a través de tu rostro y tu piel.
Manchas y marcas de la edad
La Vitamina C unifica el tono de la piel, a la vez que la protege de la acción de las radiaciones UVA/UVB, principal causante de la aparición de manchas. Además, también inhibe las enzimas que producen más melanina de la necesaria, evitando las manchas oscuras por hiperpigmentación.
Piel seca
Combinada con sérums con ácido hialurónico, ceramidas, glicerina y otros activos hidratantes, la Vitamina C ayudará a sellar más fácilmente el agua en tu piel. De este modo, el rostro retendrá más fácilmente la hidratacón, mostrándose más liso y jugoso.
Arrugas prematuras
Como el sol es el principal responsable de la aparición de arrugas y líneas de expresión, si tu piel está envejecida prematuramente puede ser un síntoma de no usar Vitamina C. Introdúcela en tu rutina facial y su acción protectora limitará los daños solares, frenando la aparición de arrugas.
Piel apagada
Si notas que tu piel está más apagada y se muestra como asfixiada, puede ser un síntoma de que agentes como la polución, la contaminación y la suciedad ambiental están haciendo mella en ella. La VItamina C te ayudará a reforzar la barrera protectora natural de la piel y reducir al máximo
Rojeces y marcas de acné
En muchas ocasiones, el acné no termina después de su tratamiento. Las marcas que pueden dejar sus pústulas pueden quedar en la piel durante meses, además de producir rojeces e irritaciones. Esto se debe a una hiperpigmentación de la piel debida a la infección por acné que puede reducirse gracias al poder antioxidante de la Vitamina C. Ayudará a unificar el tono, reducir las rojeces y calmar la irritación producida por el acné.
Flacidez facial
El descenso de la producción natural de colágeno es un hecho inevitable del paso de los años, que comporta que la piel se descuelgue y pierda firmeza, debido a que la falta la proteína que le aporta tersura. Por suerte, un cosmético con vitamina C estimula su producción natural y ayuda a recuperar la firmeza de la piel.
¿Cómo usar un cosmético con Vitamina C?
Ahora ya lo sabes: incluir la Vitamina C en tu rutina es fundamental para recuperar la luminosidad y juventud de la piel. Pero también para aportar una protección antioxidante que frene la oxidación y los signos de la edad. Si sigues estos consejos clave, introducir la Vitamina C en tu cuidado facial será coser y cantar.
Aplica la Vitamina C por la mañana
Una vez limpia la piel, es momento de aplicar tu sérum con Vitamina C. Nosotros preferimos elegir un sérum antes que una crema porque su concentración en este activo es más pura y más alta. Si tu piel es muy sensible, elige una concentración del 5%, pero si es mixta o grasa mejor que sea alrededor del 15%.
Aplica entre cinco y seis gotas y extiéndelas sobre el rostro mediante un suave masaje hasta su total absorción. Después, no olvides aplicar tu crema hidratante habitual y un buen protector solar, que aumentará la función protectora de la Vitamina C. Si eres constante con su uso, en pocos meses verás resultados en tu piel, que estará más lisa, radiante e iluminada.