La piel humana se puede clasificar en diferentes tipologías. Además del fototipo, que sirve para categorizar los tipos de piel en función de su comportamiento frente a la radiación UV —el cual viene determinado por la escala de Fitzpatrick—, podemos definir distintos tipos de piel en función de los patrones de hidratación y de grasa que presenten, es decir, de la emulsión resultante de la secreción de las glándulas sebáceas y las sudoríparas. La combinación de estos dos factores dará lugar a pieles muy diversas con necesidades y cuidados muy específicos. Así pues, nos encontramos con pieles normales, pieles grasas, pieles secas, pieles mixtas y pieles sensibles.
Tipos de piel
Reconocer el biotipo cutáneo es imprescindible para proporcionar cuidados y rutinas que mejor le sienten.
Piel normal: también se le llama piel eudérmica. Suele corresponder a personas jóvenes. Los poros están cerrados, es elástica. flexible y fina, con aspecto mate. No presenta imperfecciones, soporta bien la mayoría de los tratamientos, así como los cambios climatológicos.
Piel grasa o seborreica: hay grasitud en todo el rostro, por lo que son pieles que brillan mucho. Además suelen presentar también el cuero cabelludo graso y, en consecuencia, el cabello tiene tendencia a engrasarse sobremanera. Suele presentar comedones y puntos negros.
Piel mixta: presenta grasitud sobre todo en la zona T (frente, nariz y barbilla), aunque hay personas que acumulan la grasa en otras áreas distintas del rostro. En las zonas grasas, los poros son más abiertos y solo con pasar las yemas de los dedos por ahí, podemos notar el sebo. Además, es posible que aparezca algún comedón en esa zona. En realidad, es una mezcla de piel alípica y piel grasa, porque también podemos encontrar parches más secos, principalmente en la zona central de las mejillas, con una ausencia total de sebo, incluso descamados.
Piel seca: existe una carencia de líquidos, por ello es muy áspera al tacto y sin brillo. Corresponde a pieles maduras. Al tener carencia de lípidos, que son responsables de la pérdida de hidratación transepidérmina (TELW), muchas veces también se deshidrata más fácilmente. También se le llama piel alípica. No suele presentar comedones o puntos negros prácticamente nunca. Se suele descamar con facilidad y presenta tensión. En general, podemos decir que la piel es seca cuando el anillo folicular (poro) no se ve a simple vista. Suele envejecer más deprisa. Es más sensible a las agresiones y a los cambios de temperatura.
Piel sensible: son pieles reactivas que responden a los estímulos externos o internos con mucha más facilidad, en forma de eritemas, rojeces, granitos o hinchazones.
Rutinas y tratamientos en función del biotipo cutáneo
Después de determinar a qué biotipo cutáneo pertenece una piel, hay que elegir correctamente todos y cada uno de los productos que formarán parte de la rutina, desde el desmaquillante hasta la crema hidratante.
Rutina para la piel normal
Aunque este tipo de piel requiere de poco mantenimiento, necesita que le ofrezcamos una rutina amigable para que siga en buen estado y con los nutrientes adecuados. Es conveniente limpiar el rostro mañana y noche para eliminar el exceso de sebo y la suciedad acumulada. También requiere tonificación y una buena crema hidratante, para la piel seca y sensible durante el día. Por la noche, podemos utilizar una crema nutritiva. En conveniente realizar una exfoliación una vez a la semana. A partir de los 25 años, se recomienda además aplicar un contorno de ojos.
Rutina para la piel grasa
Este tipo de piel requiere de una higiene más escrupulosa que las demás, puesto que las secreciones sebáceas y sudoríparas son más abundantes. La exfoliación y las mascarillas purificantes serán las mejores aliadas para las pieles seborreicas. Sobre todo, es conveniente evitar los productos demasiado ricos en aceites y mantecas. Hay que limpiar el rostro mañana y noche y luego aplicar un tónico que contenga algún agente astringente, para regular la secreción de sebo. Las cremas hidratantes tienen que ser formulaciones ligeras, con poca grasa. A partir de los 30 años, aplicar contorno de ojos.
Rutina para la piel mixta
Si este es tu tipo de piel, te recomendamos limpiar el rostro mañana y noche con un gel o leche limpiadora; aplicar un tónico astringente en la zona T un tónico hidratante en las mejillas, así como una crema hidratante mañana y noche. A partir de los 30, se puede utilizar un contorno de ojos. Una vez por semana, realizar exfoliación, insistiendo más en las zonas grasas.
Rutina para la piel seca:
Limpia tu rostro mañana y noche y aplica un tónico descongestivo, como el agua de rosas. Después aplica una crema hidratante, aunque por la noche es más aconsejable usar una crema nutritiva. El contorno de ojos se recomienda a partir de los 25 años. También es interesante realizar una exfoliación suave cada 15 días, con cuidado de no dañar demasiado la piel, pues se trata de una piel fina y quebradiza.
Rutina para la piel sensible
Esta piel es la más delicada de tratar, pues reacciona con facilidad ante cualquier producto o fragancia. Aun así no hay que olvidar la limpieza del cutis mañana y noche. Aplica luego un tónico calmante y descongestivo, que contenga malva, manzanilla o caléndula. Luego aplica una crema hidratante suave, rica en activos antiinflamatorios, como el aceite de caléndula o el aloe vera. A partir de los 25 años, puedes aplicar un contorno de ojos. Cada 20 días, realiza una exfoliación suave, rebajando el producto con un poco de agua para evitar dañar tu piel.