El interés en las inversiones de vivienda, bienes raíces e inmuebles sigue en franco aumento y la compra de fincas rústicas no es una excepción a la regla, ya que los usos ganaderos, agrícolas, de turismo rural como por ejemplo los hoteles y las casas rurales, así como las diversas opciones de recreo o cinegéticas son atractivas oportunidades que promueven la compra de este tipo de propiedad, en las cuales es posible disfrutar de un clima natural.
Las ventajas de invertir en una finca rústica destacan frente a las fincas urbanas, además de plantearse entre ambas opciones una gran cantidad de diferencias que tienen que analizarse antes de tomar la decisión de la compra de un terreno rústico. Desde un contacto directo con la naturaleza, hasta la posibilidad real de alejarse de los incontables problemas que generalmente se encuentran en la ciudad.
Las ventajas de invertir en una finca rústica
Estos pros y contras deben estar sobre la balanza para no errar en la decisión al momento de la compra de una propiedad inmobiliaria de esta naturaleza. Las fincas rústicas son capaces de entregar espacios de gran tamaño y una ejemplar vinculación con la vida natural del campo, así como una serie de actividades que son imposibles de conseguir en las fincas urbanas.
La multiplicación de los espacios es una de las ventajas innegables al momento de la adquisición de una finca rústica y es que en dependencia de la elección y de los recursos disponibles es posible conseguir terrenos rústicos de varias hectáreas de dimensión. Lo que evidentemente contrasta con un piso de una ciudad, el cual en el mejor de los casos solo llegará a unos 200 metros cuadrados.
La vivienda y el valor de la finca rústica
El teletrabajo y la modalidad online han logrado generar las alternativas ideales para que muchas personas opten por la compra de una finca rústica y mantengan la disponibilidad de la opción de hacerlo desde las instalaciones de un terreno rústico. Una situación que anteriormente estaba solo delimitada a las propiedades urbanas, pero que ahora, con la expansión de las telecomunicaciones y la llegada del internet a los espacios rurales, ha hecho posible que esta situación se revierta.
El valor monetario de un piso en la ciudad, de una finca urbana y de un terrero rural o rústico también interviene en la correcta decisión que pueda tomar el interesado en la inversión inmobiliaria. Pero por regla general el precio por el que se puede adquirir una propiedad en una zona urbana es más que suficiente para la compra de una finca rústica de elevadas dimensiones, por lo que en muchos casos es una cuestión de decidirse a dar el paso de la compra.
Los aportes en ventajas de una finca rústica
El hecho de vivir e invertir en una vivienda de campo con los terrenos suficientes para producir ganancias desde el punto de vista económico y por supuesto la posibilidad de crear un nuevo estilo de vida soñado por muchos, en perfecta sincronía con el campo y con un ajustado contacto con la naturaleza, es una de las más claras ventajas de invertir en la compra de una finca rústica.
De allí que las fincas rústicas sean capaces de aportar una excelente calidad relacionada con el aire puro que las personas respiran, mejorando en salud y eliminando una gran cantidad de problemas producto de la polución. Además de un espacio (en dimensiones) mayor para el disfrute personal y de las mascotas y la plena posibilidad de llevar a cabo un desarrollo agrícola para lograr el deseado autoconsumo para el hogar.
El tiempo es otro factor determinante al momento de invertir en una finca rústica y es que el campo, al estar alejado del incesante ajetreo de las ciudades, permite una máxima cuota de tranquilidad, logrando conseguir el desarrollo de actividades que antes eran impensadas. En el aspecto económico también se desarrollan factores como la autosuficiencia y la posibilidad de conseguir una óptima economía con productos de mayor calidad.
El aspecto social de vivir e invertir en el campo y en una finca rústica también es destacado y es que es posible desarrollar un contacto mucho más directo con los vecinos, con conexiones de mayor estabilidad y una confianza que es posible asemejarla a la familiar. Esto implica un trato mucho más humano con todas aquellas personas que están en cercanía y que evidentemente forman parte de toda comunidad rural.
En conclusión, la compra de una finca rústica es una alternativa especial para disfrutar de un estilo de vida más saludable y natural, con una altísima dosis de economía y una vida cargada de máxima humanidad con respecto al trato con las personas de la comunidad. Además de lograr la producción de recursos económicos y ganancias a través de la rentabilización de las diversas actividades propias a desarrollar en la finca.